Aunque los días acaben y no exista la noche después,
Más que el mar se vuelva dulce y los ríos sean de sal,
Qué importa si la luna se esconde tras su manto de espuma y no vuelve más.
Que las ventanas de la razón se cierren para siempre,
Y la ignorancia fluya como lava candente.
No importa cuán fría esté la mano amiga,
O cuán caliente,
Si la mirada la acompaña como un fuego ardiente.
Y qué dirán los poetas si las rimas han acabado
O los artistas den fríos tonos a sus cuadros.
Por más alta que se alce la montaña,
Más altas volarán las alas de un pensamiento
Si con amor y ganas guarda
La luz de la esperanza.
Por cuántos habrá que la pierdan y por cientos que la esperan.
Una llamada, un guiño, un roce fugaz más que sea,
Cuando conserva el alma de un niño
Los juegos del que espera.
Dirán que es rebeldía
O que es sabiduría
Porque no es más listo el que espera
Sino el que fue a buscarla.
En el ancho mar para el que nada,
Los libros para el que lea,
En los ojos de una muchacha
Que mientras se riza el pelo anhela.
En todas partes cabe
Como una palabra pequeña
O un suspiro vago
O un parpadeo
O la mano del que nace sujetando con fuerza.
Porque está aunque no la veas,
Esperando que la agarres,
Amarrado con fuerza,
Sin que dejes que se vaya
Y por fin la poseas.
Porque no importa que el sol no salga de día
Si su luz es melodía.
O que los ciegos por fin vean
Aunque sea mentira.
No importa cuán feas sean las palabras
Si es el alma quien las diga.
Más no habrá persona o fiera
Que no vea en la esperanza
La llave que abra la puerta a su rebeldía.
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¡Cosa más linda!
CANCIÓN DE LOS AMANTES
Donde quiera en las noches se abrirá una ventana
O una puerta cualquiera de una calle lejana.
No importa dónde o cuándo… puede ser donde quiera
Ni menos en otoño, ni más en primavera.
Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer
Un hombre enloquecido besará a una mujer.
Tal vez nadie lo sepa… como tal vez un día
Todos irán sabiendo lo que nadie sabía.
Y para los amantes su amor desesperado
Podrá ser un delito… pero nunca un pecado.
Por eso el amor pasa por las calles desiertas
Y es como un viento loco que quiere abrir las puertas.
Bien saben los amantes que hay caricias que son
No una simple caricia sino una posesión.
Y que un beso… uno sólo puede más que el olvido
Si se juntan dos bocas en un beso prohibido.
No, un gran amor no es grande por lo mucho que dura
Si se parece a un árbol reseco en la llanura.
Y los amantes saben, que sin querer siquiera
Hay un amor que crece como una enredadera.
Es natural que el agua de un estanque sombrío
Sueñe en sus largas noches con el viaje de un río.
Y si por algo es triste la lluvia que no llueve
Será porque es la lluvia condenada a ser nieve.
Es natural que un día comprendan los amantes
Que no hay nunca sin siempre… que no hay después sin antes.
Y así brota en el alma la rebelión de un sueño
Que es como un perro arisco que le gruñe a su dueño.
El amor… esa estrella de una sombra infinita
Aunque muera cien veces… cien veces resucita.
Y suele ser un niño de manos milagrosas
Que rompe las cadenas y hace nacer las rosas.
Ya no habrá días turbios… ya no habrá noches malas
Si hay un amor secreto que nos presta sus alas.
Y el corazón renace con renovada fe
Igual que los rosales… que no saben porqué.
Donde quiera en las noches, puede abrirse una puerta
Pero… tan suavemente que nadie se despierta.
Puede ser en otoño… puede ser en verano
Tanto un amor tardío… como un amor temprano.
Una mujer… un hombre… y un oscuro aposento
Y allá afuera en la calle… sigue pasando el viento.
Y si en la noche hay algo queriendo amanecer
Es simplemente un hombre que besa a una mujer.
José Ángel Buesa
Hoy la luna está escondida detrás de su halo de colores,
con llantos escondidos de los lobos esteparios
que en lejanas tierras habitan aullando a su reina de plata.
Como un fuego que no quema o una luz que no brilla,
el amarillo se mezcla con el naranja
y hacen que la piedra de la noche se alce en el cielo como estrella singular.
Crece lentamente cuando las personas duermen
y si al fin está completa comienza su mengua
y se esconde para siempre, mientras fieras gritan su nombre,
tras un negro manto con esferas de cobre.
Luna creciente
Juego de Dos
Me mentiste, pero ¿qué puedo hacer ahora si ya no me quieres más?
Jugaste conmigo y ahora los dados sacaron 6
Pero no puedo volver a tirar porque ya abandonaste la partida
Y te sigo sintiendo aquí aunque no estés.
Porque tu aroma sólo se va con el viento y no me
atrevo a abrir la ventana.
Las heridas las cura el tiempo y aún no he ido a su consulta
Porque prefiero sufrir por ti y recordar tus heridas.
Entre las fotos te mueves tan silencioso que tus ojos me ven
desnuda
Y tus manos son tan flotantes que sólo las siente el cuerpo
Porque los labios no se separan a menos que tú estés dentro.
Me lo ofreciste una vez y yo lo desperdicié
Entre llamadas tontas que nos llamamos tantas cosas que no
quisimos decir
…Los silencios sólo se producen innecesarios
Aunque tanto guardan mis silencios como las cosas que hablo;
Palabras mal dichas no son porque sí, sino porque algo en mi
sintió salir
La necesidad de darse y decir lo que te hizo de mi:
Lejos, muy lejos, en sueños más cerca
Te tengo y sostengo una mirada perpleja
Quizás descubrir preposiciones que falten entre tú y yo
Porque si no está no existimos los dos.
Vocablos del corazón parvulario
Que soltó el regaliz y prefirió un regalo
Vanidoso, descarado, se rompió en mil pedazos
De trozos del llamado de algo que sólo el que tiene
sabe pronunciar.
Ahora me pregunto si pudiera tocar de nuevo la banda
de tu cuerpo
Y saborear los notas de tu paladar.
Descubrir en tus ojos la fama y sentir la música
al tronar.
Me pondré de puntillas para alcanzar la cima de tus labios
Y bailar sobre tus pies, a tu espalda en un abrazo
Con los dedos entrecruzados la suerte responderá
Y las alas saldrán para coronar tu enfado que
ayer te hizo coger
Para yo rescatar la felicidad del pasado y hacerla volver.
¿Me querrás otra vez?
A ustedes les parecerá una mierda pero a mi me gustó y esto lo escribí yo pues… por el 2009. No ha llovido na’ desde entonces. Y si me pongo a hacer algo de esto ahora, me sale una bazofia de esas de las que te hacen echar el desayuno. En fin, ahí está, para reírse o para llorar, pero ahí está.
Todo tiene su huequito en este mundo.