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Plumas al viento

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Dicen que un clavo saca otro clavo, lo que no dicen es que a veces el segundo clavo se atasca y tampoco sale, o que los clavos dejan un hueco, una herida en tu memoria.

Daría mis alas por despegar una sola vez a tu lado.

Por mucho que pidas disculpas el hueco del clavo seguirá ahí y aunque rellenes ese hueco, nunca será lo mismo. Quedan rendijas, sellos, marcas de que hubo una herida, y tú lo sabes. Sabes que hubo un clavo, que hubo otro clavo, que ambos dejaron su seña y que tú nunca volverás a ser el mismo porque no hay forma de invertir lo que ya está hecho.

Siempre es posible que vuelvas a ser feliz y que, por momentos, te olvides de aquel primer clavo, e incluso del segundo clavo, pero el recuerdo permanece en la memoria y no se irá. Por eso depende de nosotros, depende de ti, que el recuerdo de esas heridas no te afecten. Ser feliz depende sólo de ti.

Aquí dejo un texto para reflexionar.

El saco de plumas

Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado.

Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:

«Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?»,
a lo que el hombre respondió: «Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta una donde vayas».

El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas. 

Volvió donde el sabio y le dijo: «Ya he terminado», a lo que el sabio contestó: «Esa es la parte más fácil.Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste.

Sal a la calle y búscalas». 

El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo juntar casi ninguna.

Al volver, el hombre sabio le dijo:»Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste».

«Cometer errores es de humanos y de sabios pedir perdón»

Sobrecogedor

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Poema:

Sobrecogiéndome lentamente sobre tu espalda sin hacer un mínimo de ruido y así escuchar tu alma. Cómo me golpeas haciéndome sentir más triste y sin saber que estás tan cerca pero tan lejos de mis sentimientos y sabes que te miento. No quisiera saber lo que siento. A veces desconozco que me estoy equivocando y como aturdida me encuentro, me levanto gritando y lloro mientras anochece, como cuando le hablo a la luna de ti y me contesta: «no niña, él no piensa en ti».

¿Y por qué si estás dentro de mi te aparto de aquí? Siento un dolor inmenso que me desgarra la piel y me atrapa, que me obliga a llorar y sufrir diciéndome que soy fuerte, tan fuerte como para rendirme y caer en las tinieblas de una mentira que me envuelve en sufrimiento y ahogo.

Como el agua que me envuelve en el eterno lamento de mi vida y me miente día a día -no sigas adelante- ¿por qué me grita?  ya sabes que me has vencido, que puedes conmigo, Dolor, déjame sobrevivir, déjame sentir lo que anhelo, lo que busco y aún no encuentro, caya y deja que mis ojos lloren, lo has conseguido y siento que miento diciendo que mi cuerpo es un infierno que se amontona entre desprecios y montones de desechos rasgándome la piel inerte, sangrándome la frente, destrozada lentamente, muriendo eternamente. y si quiere irse no importa si aún me duele, y quieren salir pero mis parpados no se lo permiten, o quizás mi orgullo puede conmigo y me grita obligándome a cayar, desobedecer mis sentimientos desesperándome en el tiempo que pasa como un aliento sin esperarse a que el viento tiemble con él de nuevo probando un sorbo de mi veneno que le mate y suelta por siempre, que siempre estuvo lleno del invierno y que jamás quiso hacerme ver las bonitas cosas invisibles -invencibles- que pudieron conmigo en ese momento inquieto y que detenido porque me vio llorar me susurró al oído que no dejará que el viento se me escapara mientras lo persigo corriendo llevándose mi vida. Y entonces fue cuando le grite en histeria que solo él me ordenó hacerlo, que es sólo por él por lo que muero, quien me hizo llorar y quien me hizo amar, que no sé porqué naufragué en mi corazón si no sé nadar en medio de terror y luego desperté rodeada de arena y de nuevo me vi perdida, desolada, herida, inquieta, sin vida y me levanté… caminé… y lentamente me ahogué.