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La melena del León

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Ese día la selva estaba tranquila pero los leones no viven en la selva. Se preguntaba por qué era el rey de un lugar que no conocía, las historias le habían dado un título que no le correspondía pero había muchas más cosas que no le correspondían.

Cada tarde se acostaba bajo la sombra de un baobab, un viejo baobab que no le pertenecía pero ahí estaba, antes que él y era suyo. Suyo porque así los demás lo creían. Su manada cazaba cada mañana la carne que él comía pero tampoco era suya. Varios machos habían poseído aquella manada, él sólo era uno más y tras él vendría otro. Nacerían otros cachorros pero otros ya habrían crecido y se convertirían en hembras cazadoras, las mismas que traían su comida, protegían su terreno y daba a luz a sus cachorros. Pero ¿qué le hacía diferente?

Su melena, eso era diferente. Era el macho, el dominante, el jefe… Pero eso había sido antes. Los leones no suelen pensar en estas cosas, o eso creía, pero si nunca fueron suyas, nunca lo serían. Así que un día, cuando todos descansaban, salió del cobijo del baobab y fue a buscar su territorio, el verdadero: La Selva.

Paso hambre y frío pero lo peor había sido el miedo. Los leones también sienten miedo. Miedo a lo desconocido, a equivocarse, a perder lo que ya tenía, a perder lo que nunca tuvo. Miedo a lo que está por venir. Miedo a todo, como cualquier animal pero eso los demás no lo sabían. «Tengo mi melena» pensó «eso me hace diferente».

«Os encontráis muy lejos de casa, mi rey» La voz sonó en lo alto, sólo vio hojas, palmeras, helechos, ramas, árboles, lianas. Todo al mismo tiempo. «¿A qué debemos el honor de vuestra extraña visita?» «¡Quiero conocer mi reino!» respondió el león.

«Lo conocíais desde hace tiempo, está en vuestra naturaleza, vuestros genes. Vos sois el Rey, que nadie dude de ello»

«Pero ¿qué me hace rey?» pensó el león. Seguía mirando a lo alto, para descubrir quién le hablaba pero de nuevo sólo encontró maleza.

«Lo que os hace grande es saber que lo sois, mi Señor, por eso nos sentimos seguros bajo tu mandato. Y, aunque no aparezcas por la selva, todos sabemos que mientras el Rey tenga conciencia de su melena, nosotros sabremos que estamos seguros y nos reconfortamos con ser y vivir en la inmensidad de nuestra pequeñez».

Comprendió que todos eran grandes unas veces y pequeños en otras ocasiones. Que dependía de sus pensamientos, más que de sus actos porque sus actos dependían de lo que pensaba. Que no importaba lo que cazara si no usaba las garras porque no todo lo que se puede cazar es alimento. Que él no sería lo que los demás creerían, sino lo que él sentía que era. Y que no era necesario parecer para ser porque no todos eran lo que parecían.

Aquel día el león perdió su melena, no le hacía falta. Volvió con la manada y murió feliz. Y cuando un león más joven vino a apoderarse de la manada él siguió su camino, porque allá donde fuera sería el Rey de la Selva.

leon

Detallando se hace el dibujo

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Bienvenidos a mi tutorial 2.0!!

Por el primero me felicitaron así que me dispongo hacer otro más detallado, porque si consigo ayudar aunque sea a una sola persona, ya es suficiente 😀

Bueno, empecé por un dibujo que vi en instagram y me gustó, no quedó igual pero a medida que lo iba haciendo me gustaba más de otra forma, pero no importa porque lo importante no es copiar sino que si algo te inspira un dibujo seas fiel a tu inspiración hasta que te guste el resultado (esto ya lo he dicho antes, ser fiel y borrar hasta que te guste lo que tienes). El inicio fue la chica del siguiente dibujo:

INICIO  El bajo de la espalda me costó porque en el dibujo en el que me fijé era diferente y me resultaba extraño, así que hice la curvatura más pronunciada. Quedó un cuerpo «adolescente» pero me da igual la edad que aparente el dibujo. Después alargué los dedos, parecen de alien y el hombro derecho quedó totalmente desencajado.

El dibujo está hecho en la punta derecha-bajo de un folio, así que me quedaba todo el resto del folio en blanco. ¡Mal limpieito!

Así que seguí dibujando. No fue el mismo día, tampoco al día siguiente, fue un par de días más tarde porque no se me ocurría nada. Tampoco me preocupaba. Si no tienes ninguna idea apárcalo pero no lo olvides.

A continuación detalles del dibujo, corregido el hombro y los dedos de la mano derecha.

DETALLE 1Para la mano izquierda lo tuve jodid* porque no había manera. Lo solucioné fácil, me saqué una foto a la mano con la postura que quería y listo. Afiné los dedos y le di algunas curvaturas «más bonicas» para que luciera. No tiene uñas ahora que me fijo. Mejor, así no se las muerde.

Tiene una naricilla un poco a lo «gnomito» pero me gusta.

COMPLETO

Ese es el dibujo «completo». Lo pongo entre comillas porque aún tengo que darle algunos retoques, como el fondo o el ala derecha del león, que en el reverso exterior son alas largas y no cortas como dibujé. Además las patas delanteras me quedaron muy rectas y finas (para el tamaño que tiene la cabeza). No me detengo mucho más en el león porque, en mi opinión, los animales son más fáciles de dibujar porque son más geométricos. Un detalle de la cabeza, porsiaca.DETALLE 2

Corregiré también la oreja del león, que me gusta más hacia fuera, es decir, que se vea el hueco del oído. ¡Mi lindo gatito!

Un último consejo: Cuando copien algo porque no les sale o tienen dudas, no se fijen en el detalle y vayan poco a poco, eso es un gran error. Fíjate en el todo incidiendo en los detalles porque cuando dibujas, dibujas un todo. Así que si dibujas una mano, por ejenmplo, fíjate en los pliegues, donde termina un dedo y empieza el otro, pliegues naturales de la piel, y por último en el conjunto.

Un detalle del tamaño de la cabeza del león y la chica:

MINI DETALLE

Y ante cualquier duda usen internet: perfil chica real, perfil chica dibujo, medio perfil, medio perfil-frente, perfil león, ojos entrecerrados, alas. Por si les ayuda. Y pueden ampliar todas las imágenes haciendo clic en ellas ¡Chao pescao!

Corazón de León

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¿Les he dicho ya que estoy enamorada de ‘Of Monsters and Men’, basándome en una de sus canciones he hecho este cuento, porque la escuchaba y pensaba en esta historia, imaginaba como un rey y su Lionheart se unían y separaban por culpa del infortunio.

Corazón de León

Hay amantes que cantan halagos a través de una lira, otros que se miran y embelesan en las alturas de un balcón y también hay amantes que, por pena o por fortuna, mueren a causa de su amor.

El verano fue angosto, la guerra había llegado, el Rey reclamaba la soberanía de las tierras del norte, donde se alzaba valiente el pueblo de los Leones. Sus cabelleras siempre ondeando al viento, sus armas afiladas, su fuerza daba terror.

Lina era la guía de aquel pueblo libre y su corazón era frío como el hielo, sus manos fuertes como ramas y su voz era más tenaz que el rugido de un león. Encabezaba la marcha, ésta sería la decisiva, pues muchos hombres habían caído ya de ambos bandos, el destino de los pueblos se decidiría en esa batalla.

Había sido una guerra de muchos años, muchos años de muerte y muchas muertes de inocentes, y quién comenzó aquella contienda.

Veinte años atrás León Borngrab, el nacido entre los rugidos de la noche, hijo del honorable Rey Meildton desertó de su posición y amenazó al Rey, su hermano menor Meildton II. Llevaba en las venas la sangre de su madre, Lenora la dama del sur, conocida en muchos reinos no sólo por su hermosura sino también por el brío de sus actos y sus palabras, defendía su condición como defendía a su pueblo.

Lina era su vivo retrato, hermosura y bravura en un mismo cuerpo, pero el corazón se hace débil si alguien consigue alcanzarlo. La compañía se estableció ante las puertas de la ciudadela, al amanecer la guardia real abriría sus puertas y atacaría al pueblo libre, comenzaría el fin de la gran guerra: morirían hombres libres y valientes o soldados nobles leales a su rey.

Por la noche, mientras todos dormían, el capitán de la guardia, hijo adoptivo del rey, se escabulló a través de la muralla hacia la playa, donde se encontraría con su amada. Recordó a aquel que desertó de su posición, el instigador de esa guerra, pero quién puede resistirse a los designios del corazón. Había sido un hijo tierno, un capitán compasivo y un soldado virtuoso, pero era también un amante en la sombra, un amante prohibido, un amante prófugo, un traidor.

Allí estaba ella, con su melena al viento, sus pies en la orilla del mar, la blanca espuma empapando los bajos de su falda rala. Vestida de doncella no parecía un guerrero, debían matarse y eso lo sabían pero de noche se amaban, sólo la luz de la luna los protegía.

Se abrazaron y entre suspiros escuchó de sus labios la trayectoria que su amor tomaría: Yo soy y el león y tú eres la distancia entre mi presa y yo. Antes de besarse, antes de separarse, antes del amanecer y la muerte, él contesto: Yo soy un Rey y tú un Corazón de León.

Salió el sol como un torrente, bañó de luz el campo de batalla y antes de que se alzara al mediodía, el pueblo libre de hombres como leones se alzó vencedor. El capitán y futuro rey murió a manos de Lina, que sería proclamada auténtica reina, heredera de Lenora, desposada con Meildton, de aquel territorio.

Pero la joven reina murió, no por envenenamiento ni tampoco por lesión, fue su corazón de león la que la llevó a su perdición. Esperó a la noche, a la última luna de su amor y bajo la protección del astro lunar se lanzó al vacío, desde un acantilado al mar.

Había matado a su amado, que era a la vez su adversario. Él sujetó su mano, clavó la daga de ella en el estómago y murió para que ella triunfara. Se unieron de la peor forma pensada, de nada sirvió la batalla pues los que serían reyes estaban ahora, en su tumba de agua salada.

Tú eres mi Rey y yo tu Corazón de León -fueron sus últimas palabras.

El Origen

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¡Ya he vuelto! Poco a poco me voy poniendo al día con todo lo que tengo/quiero hacer y hoy me he puesto a escribir (a mano) en una libretita muy mona que me regalaron en mi pasado cumpleaños (el 26 de abril ¡que está cerca!) todos mis cuentos, en orden de «creación» porque no quiero que se pierdan en el olvido, será la única herencia que le podré dar a mis hijos, sobrinos, perros o gatos ¿quién sabe? pero tal como está la cosa… Mi mayor posesión es una línea de teléfono y una cuenta en facebook, dos blogs… alucinante ¿verdad?

En fin, que me voy por las ramas, que uno de esos cuentos lo escribí cuando estaba haciendo prácticas en el colegio, y tenía que enseñarle a los niños la diferencia entre animales salvajes y domésticos, y además tenía que dar algo de religión, porque era un colegio religioso. Pues yo de religión, tampoco entiendo mucho, porque como estudié en un colegio público (laico por tanto) y al no ser creyente, la biblia no me llama la atención nada, pues que no sabía que hacer. Y a esto se juntó que como el año anterior la clase había ido de excursión a una granja donde tenían un avestruz pues, el criterio «los animales domésticos son los que viven con el hombre» ya me lo echaban por tierra. Así fue, que uní la religión con la explicación de los animales salvajes y domésticos e hice este cuento.

A quien le sirva ¡estupendo! a quien no ¡a darle al coco!

El origen de los animales domésticos

Hace mucho tiempo, cuando Dios estaba creando las especies, es decir, a todos los animales que viven en la tierra, Adán, el primer hombre, le dijo a Dios:

– Señor, me encuentro solo, dame un amigo que me haga compañía.

Y Dios llamó al lobo salvaje que corría por el bosque y le dijo que hiciera llamar a su hermano manso, el perro, y lo domesticó para que viviera con el hombre.

Adán estuvo viviendo un tiempo con el perro, pero al cabo de unos días llamó otra vez a Dios:

         – Señor, mi perro siente hambre y yo también, dame por favor, un animal que nos dé carne.

         Y Dios, bondadoso, acudió al ciervo, el alimento del lobo en el bosque, y el ciervo le envió a su hermana mansa, la cabra, y la domesticó para que viviera con el hombre y darle su carne.

       Adán pudo vivir un tiempo con su perro manteniéndose con la carne y la leche de la cabra, pero al cabo de unos días llamó otra vez a Dios:

         – Señor, la carne de la cabra estaba sabrosa, pero necesito un animal más grande, mi perro y yo tenemos el hambre de un león.

         Dios, una vez más, acudió al león y le pidió un búfalo, la carne de la que él se alimentaba, viviendo salvaje en la sabana. En cambio, el león le ofreció a la vaca, que era mansa. Y Dios la domesticó para dársela a Adán.

         Adán y el perro vivieron juntos un tiempo, alimentándose de la carne y la leche que la cabra y la vaca le proporcionaban. Pero al cabo de unos días llamó otra vez a Dios:

         – Señor, he cogido estos huevos de codorniz para alimentarme pero son muy pequeños y esta ave muy salvaje, por lo que rara vez me la encuentro.

         Y Dios hizo llamar a la gallina, que era un ave mayor que la codorniz, y la domesticó para que viviera con el hombre.

Adán pudo vivir mucho tiempo manteniéndose con la carne, la leche y los huevos de los animales que Dios había domesticado para él, pero un día llamó a Dios otra vez:

– Señor, he intentado domesticar al avestruz para que me dé huevos mayores que los de la gallina, pero si lo dejo libre desea escapar y no quedarse conmigo como la gallina.

Y Dios respondió:

– Claro Adán, he creado salvaje al avestruz y aunque tú lo domestiques para que viva contigo, siempre será salvaje en su interior.

– Pero Señor, -dijo Adán- he intentado domesticar a la serpiente para que viva conmigo pero si la dejo libre me intenta atacar.

Y Dios respondió:

– Claro Adán, he creado salvaje a la serpiente y aunque tú la domestiques para que viva contigo, siempre será salvaje en su interior.

– Pero Señor, -replicó Adán- he intentado domesticar al ave para que cante para mi pero si lo dejo libre, desea escapar.

Y Dios respondió:

-Claro Adán, he creado a las aves salvajes y aunque tú las encierres en jaulas, siempre serán salvajes en su interior.

Y Adán comprendió que Dios había domesticado muchos animales para él para que le hicieran la vida más fácil, como: el perro, la cabra, la vaca, la gallina… que necesitaban al hombre para que les diera cobijo y alimento.

         Pero también comprendió que había otros muchos animales que vivían felices siendo salvajes, sin el hombre, en los bosques, selvas, desiertos… y que aunque el hombre los atrapara y domesticase, seguirían siendo salvajes en su interior, como lo eran: el lobo, el león, el ciervo y todas las aves y los animales del mar.

FIN

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Ya después, como Adán estaba muy pesado, Dios creó a Eva y entonces lo dejó tranquilo jajaja ¿Terminamos con una canción? ¡Venga, alegría pa’l cuerpo!