Hoy la luna está escondida detrás de su halo de colores,
con llantos escondidos de los lobos esteparios
que en lejanas tierras habitan aullando a su reina de plata.
Como un fuego que no quema o una luz que no brilla,
el amarillo se mezcla con el naranja
y hacen que la piedra de la noche se alce en el cielo como estrella singular.
Crece lentamente cuando las personas duermen
y si al fin está completa comienza su mengua
y se esconde para siempre, mientras fieras gritan su nombre,
tras un negro manto con esferas de cobre.
Luna creciente
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